El FUTURO o cómo algunos libros nos lo cuentan

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Si hay algo que parece claro es que no podemos conocer el futuro, y sin embargo, hay algunos libros que nos permiten tener visiones del futuro, echar un vistazo, por así decirlo, aunque sea desde la óptica particular del autor.

En función de cómo sea ese futuro que nos presentan podemos hablar de utopía, distopía o ucronía. Sólo por si alguien no sabe de qué hablo, la utopía sería esa visión del futuro como algo mejor que el presente, una especie de visión idealizada. Hablamos de distopía cuando el futuro se nos presenta como algo peor, un mundo terrible o catastrófico. Por último, la ucronía sería ese futuro en el que un suceso histórico del pasado, que conocemos, hubiera ocurrido de otra manera, dando lugar a un mundo muy diferente. Con algunos ejemplos se verá mucho mejor de qué hablo.

La distopía por excelencia, la primera que se me viene a la cabeza, es el libro 1984, de George Orwell. Aunque se merece una entrada por sí mismo, que ya llegará, plantea un futuro oscuro, una dictadura brutal, un mundo gris en el que no parece haber ni esperanza ni futuro. También es una distopía El cuento de la criada, que hemos comentado aquí https://urrike.es/cuento-la-criada/ o Los Mandible aquí https://urrike.es/los-mandible-una-familia-2029-2047/. Hay muchos otros, del tipo apocalíptico, como La carretera, de Corman McCarthy, https://es.wikipedia.org/wiki/La_carretera_(novela), de donde beben películas y series de zombies, tan de moda últimamente, o  de tipo político, como Sumisión, de Michel Houellebecq, https://es.wikipedia.org/wiki/Sumisi%C3%B3n_(novela), donde plantea la posibilidad de que en Francia, por una carambola electoral, gane las elecciones un partido islamista y cómo ese hecho puede transformar la sociedad o no.

En cuanto a la visión ucrónica del futuro, hay un libro de Philip K. Dick, El hombre del castillo, en el que parte de la idea de que Alemania y Japón ganan la II Guerra Mundial y se reparten el dominio del mundo, EEUU queda dividido en dos, y la vida allí resulta un poco diferente, claro. La II GM es un punto divergente habitual, aunque hay otros sucesos que resultan recurrentes, posiblemente por la importancia que tuvieron en el devenir histórico.

Lo bonito de este tipos de libros, distopías o ucronías, no es tanto la hipótesis de partida o las visiones del futuro que nos muestran, si no la capacidad para hacernos pensar, para obligarnos a mirar en una dirección, para mostrar que, a pesar de saber que se trata de ficción, en realidad, todo parece muy posible, y ahí entra en juego la habilidad del autor. Son libros que, en ocasiones, dan un poco de miedo y causan cierta tristeza; pensar que podemos terminar en una sociedad dominada por un Gran Hermano debería hacernos reflexionar sobre la clase de futuro que queremos tener.

Por otra parte, también ofrecen esperanza. Si conseguimos entender cómo se llega a ese futuro terrible, cuáles son los mecanismos que están operando, tal vez, y sólo tal vez, podamos poner en marcha estrategias para prevenirlo, para anticiparnos al desastre. Entender que un cierto miedo, irracional, pero hábilmente utilizado por ciertos intereses, hace que renunciemos a libertades que debiéramos mantener por encima de todo es algo que ya ha ocurrido en el pasado, ocurre en el presente, pero podemos tratar de evitar que pase en el futuro. ¿Exagerado? Bueno, aceptamos sin pensar demasiado que ciertos organismos vigilen o controlen nuestros emails, mensajes de texto, etc., por si acaso hay una amenaza terrorista.

Quizás lo más atractivo de este tipo de libros sea su capacidad para Preguntarnos cómo es posible llegar a esa situación, cómo es que nadie lo ve venir. Hay un tipo de terapia que se conoce con el nombre de Desensibilización Sistemática. (No me he confundido de entrada, enseguida vuelvo a los libros). En esta terapia, que funciona bastante bien para tratar fobias, lo que se hace es exponer al paciente a lo que le causa esa fobia, pero poco a poco, de manera controlada, incrementando sucesivamente el grado de exposición, y utilizando técnicas de relajación para controlar la ansiedad. Lo que ocurre es que esa exposición controlada va provocando una desensibilización, una reducción de la respuesta de ansiedad hasta que esta desaparece.

Pues bien, y ahora volvemos a los libros, acabar viviendo en una distopía, en una dictadura con pérdida total de la libertad, no pasa de la noche a la mañana; si así fuera, nos daríamos cuenta y terminaríamos por rebelarnos. Lo que nos enseñan estos libros es que la pérdida de libertad es progresiva, poco a poco, como una suerte de desensibilización sistemática de toda la sociedad, hasta despertar un día en un mundo que ni reconocemos. Y lo que es peor, ni siquiera lo vimos venir.

SUMISIÓN

 

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